Lo que en un principio parece poco puede valer mucho pasados 90 minutos. El Barcelona necesitaba ganar al Granada para no perder comba con el Real Madrid y recuperar sensaciones y un tropiezo podría ser una estocada casi definitiva para Koeman, pero al final, el empate que vieron 27.097 espectadores en el Camp Nou este lunes 20 de septiembre dejó unas sensaciones diferentes. Carente de fútbol durante la mayor parte del encuentro, el cuadro azulgrana, liderado por Ronald Araujo, demostró al menos fe, rabia y orgullo ante los pupilos de Robert Moreno, que acariciaron la victoria.
Aunque la necesidad clasificatoria y la obligación de reivindicarse tras el esperpento europeo frente al Bayern de Múnich hacían presumir una salida en tromba del cuadro azulgrana, lo cierto es que lo primero que hizo acto de presencia en el Camp Nou fue un auténtico jarro de agua fría en forma de gol del Granada, que se adelantó en su primera llegada a la meta de Marc-André ter Stegen.
Tras un saque de esquina, Escudero dejó en evidencia a Busquets dentro del área, se fue de él con suma facilidad y puso un certero centro al segundo palo para que Duarte, a la espalda de Frenkie de Jong, mandara a placer de cabeza el esférico al fondo de la red para poner un 0-1 que ponía de cara el choque para el equipo de Robert Moreno.
Reacción tímida tras el golpe
El Barça, que lucía de inicio con jugadores como Coutinho, Demir o Balde, se repuso como pudo de este revolcón inicial y trató de crecer en el partido a través de una presión alta y de la posesión del balón, la cual fue un auténtico monopolio azulgrana durante los primeros 45 minutos. Sin embargo, pese a atosigar a su rival, el cuadro de la Ciudad Condal no terminaba de crear peligro sobre la meta de Luís Maximiano. La más clara fue en una acción a balón parado que acabó con un disparo de Sergi Roberto que repelió la madera.
El Granada, con el resultado a favor, atacaba en pocas ocasiones, pero siempre lo hacía con sentido y peligro, lo que generaba inquietud en un Camp Nou que fue aumentando su enfado ante lo que el respetable consideraba pérdidas de tiempo por parte del conjunto nazarí, que perdió a Eteki por un problema muscular en el primer acto. El Barcelona no se libró tampoco del mal fario de las lesiones, pues Balde, que debutaba con el primer equipo, se retiró por unas molestias en su espalda y Mingueza entró a suplirle.
El tramo final de la primera parte, que se extendió hasta el minuto 49, trajo consigo un cambio de ritmo de los pupilos de Koeman, que obligaron al Granada a sobrevivir. Araujo, que lo remató todo de cabeza durante el choque, tuvo en el 45' el 1-1, pero su brutal testarazo fue repelido de manera excelente por el meta del equipo andaluz, que se marchó al descanso con ventaja.
Araujo, Piqué y De Jong: el triple '9' de Koeman
Consciente de que debía agitar el manzano para sacar algo positivo, Koeman decidió introducir remate y dio entrada a Luuk de Jong como referencia en la punta de ataque, liberando de paso a un Memphis Depay que, junto a Sergiño Dest, se mostraba como el jugador más activo. Eso sí, el neerlandés (al igual que el estadounidense) no estaba demasiado acertado.
Aunque el Granada daba la sensación de estar atosigado, lo cierto es que el Barça no hacía sufrir en exceso al meta visitante, que aunque veía el balón demasiado tiempo cerca de su área, no debía prácticamente intervenir. El paso de los minutos y las continuas interrupciones del juego fueron desesperando al Barça, que veía el partido esfumarse poco a poco.
Koeman, sin nada que perder, siguió metiendo a gente de la casa. Gavi, Piqué y Riqui Puig saltaron al campo. El '3', junto a Araujo y Luuk de Jong, formaba una terna peligrosísima en el juego aéreo y el Barça, a sabiendas, abusó de los centros al corazón del área de un Granada que desde mucho antes del tramo final tenía claro que debía defender con uñas y dientes su ventaja.
Un empate a lomos de Araujo
Precisamente en un centro llegó una ocasión inmejorable para el Barça a poco más de diez minutos para el final, pero Luuk de Jong, de manera inexplicable, mandó fuera de cabeza un remate franco en el área chica. Ello no cesó el empuje de un Barça que acabó encontrando recompensa a través de la fe y del ímpetu del que terminó siendo su mejor hombre.
Y es que cuando el choque alcanzaba el minuto 90', un imperial Ronald Araujo, que lo había probado de cabeza de mil formas a lo largo del encuentro, conectó un testarazo tras un balón templado de Gavi que terminó en el fondo de la red y puso el 1-1. La diana hizo soñar al Barça y al Camp Nou, que de nuevo estalló contra el colegiado cuando se dio cuenta que el añadido solo era de cuatro minutos.
Esos cuatro minutos se convirtieron finalmente en seis, pero el Barça no encontró el camino hacia el 2-1 y el Granada supo aguantar achicando agua un empate que, pese a no romper el cero que luce en su casillero de victorias en esta Liga, sabe a gloria. También podría saber bien para Ronald Koeman por las circunstancias, pero la igualada mantiene en el centro de la diana a un técnico neerlandés que, visto lo visto, afrontará el duelo ante el Cádiz como un auténtico 'match ball'. Y es que entre una cosa y otra, la temperatura ambiente sigue subiendo en la Ciudad Condal.