Los hechos ocurrieron de la siguiente manera. El PSG logró romper el empate a dos que había sudado para conseguir el Nimes con un gol de Mbappé a los 77 minutos.
En el tiempo de añadido Edinson Cavani sentenciaba el encuentro, y poco después Kylian Mbappé recibía una dura entrada en el círculo central.
Algo más ocurrió, porque Mbappé, mientras rodaba, se incorporó como un resorte y se encaró con su agresor, Savanier, al que propinó un severo empujón.
El colegiado de la contienda tomó una decisión salomónica y expulsó a los dos rivales con sendas rojas directas. Y la sanción podría ser ejemplar.
El acta del encuentro describió la roja a Mbappé como una agresión a un rival, algo que en Francia se castiga con hasta cinco partidos de sanción.
Mbappé, tras el partido, no mostró el más mínimo signo de arrepentiemiento. "Todos vieron como fue a por mí, no me arrepiento. Me defenderé ante la Comisión", espetó ante las cámaras, pero al día siguiente reculó con una carta abierta publicada en Twitter.
El PSG recurrirá a buen seguro la sanción que le sea impuesta a su joven estrella, y quizá alegue la continua reathíla de faltas que sufre Mbappé en cada encuentro.
Por ejemplo, ante el Nimes únicamente le señalaron dos faltas, pero Mbappé intentó once regates ante sus rivales. Sólo salió airoso en cuatro de ellos. Y en más de uno de los bien defendidos a buen seguro se bordeó la legalidad.