La Real Sociedad podría haber dado un paso de gigante hacia los octavos de final de la Europa League por el empate del Nápoles y el AZ Alkmaar, pero se topó con un muro y con una clara falta de lucidez en el remate.
Todo se quedó igual tras la quinta jornada por dos empates que invitan a que pueda pasar cualquier cosa en 90 minutos. Eso sí, el Rijeka, que no puede clasificarse, tratará de acabar su participación en la Europa League con la cabeza alta como ha hecho este jueves.
El conjunto croata puso el autobús atrás y le dejó el protagonismo a la Real Sociedad. Hasta 20 disparos en total, ocho a puerta, hicieron los de Imanol Alguacil, que se merecieron más que el reparto de puntos.
Isak la tuvo de todos los colores y el portero Nevistic se empeñó en aguarle la fiesta al conjunto vasco. Parada por allí, parada por allá...
Y el árbitro también tuvo su parte protagonismo, puesto que pudo pitar el penalti más surrealista de la Europa League y del resto de competiciones. Isak saltó con un defensa y el cuero le dio en la mano al sueco, pero el árbitro pitó la pena máxima a favor de la Real.
Cuando el penalti se iba a lanzar se fue a hablar con el juez de área y acabó anulándolo y cambiándolo por un bote neutral, puesto que no había VAR.
Antes del descanso, el Rijeka echó un jarro de agua fría sobre la Real con un cabezazo de Veloski completamente solo. Mucha pasividad en la defensa y tocaba escalar un muro.
Remiro tuvo que meter una buena mano y aguantar hasta la entrada de Bautista, que volvióa a abrir la lata con una gran jugada en el interior del área. Se giró y con un disparo a bocajarro colocó el empate.
Parecía todo más fácil hasta que un balón muerto fue cazado por Loncar y lo mandó a dormir dentro de la red de Remiro, aunque a la Real le faltaba una bala que gastar y esa fue la de Monreal con un zapatazo desde el lateral del área pequeña.
Con un autobús y una falta de suerte arriba, la Real tendrá que buscar el pase ante el líder, el Nápoles, en la última jornada.