LaLiga hizo 'jaque', pero aún no 'mate'. La RFEF está con el agua al cuello y con su disputa legal por el fútbol de viernes y lunes a punto de terminar, de forma contraria a sus intereses. Pero se resiste a darse por vencida.
La única forma que tiene la RFEF de no tener que obedecer la orden del CSD es pedir la cautelarísima al Tribunal Contencioso Administrativo. La pidió, y le fue denegada.
La cautelarísima es la forma de pedir frenar una resolución, como la aprobada por el CSD, de forma urgente sin que haya que escuchar a la otra parte. Pero aún le queda a la Federación un as en la manga.
Pedirá medidas cautelares, que vienen a ser lo mismo que antes pero teniendo que escuchar qué tienen que decir las otras partes, en este caso LaLiga y el CSD.
Tras escuchar a unos y otros, los jueces decidirán si se suspende (de forma cautelar) la medida aprobada por el CSD o si, por el contrario sigue adelante. La RFEF cruza los dedos para que suceda lo primero.
Porque de suspenderse cautelarmente la medida del CSD, la cual permite el fútbol los lunes y los viernes, el proceso entraría de nuevo en la vía judicial, lo que podría dilatar en el tiempo el proceso durante varios meses.
Hasta ahora, llegar al Contencioso Administrativo era contrario a los intereses de LaLiga. Pocas veces sacó algo en claro cuando hubo de recurrir a este Tribunal, pero ahora las tornas han cambiado.
Ahora es LaLiga quien tiene las competencias otorgadas por el CSD, y no al revés, como ocurría antes. El cambio de paradigma llega porque desde el Gobierno, de quien depende el CSD, quieren recaudar todo lo posible del fútbol profesional. Y si para ello hay que jugar viernes y lunes, se juega.
La medida de prohibir el fútbol los viernes y los lunes fue aplaudida por los aficionados, pero sin hinchas en las gradas los clubes empiezan a ver el recorte de horarios como algo perjudicial para sus intereses económicos. Parece que Rubiales se está quedando solo en su guerra por los horarios.