En la etapa de todo crack mundial hay momentos inolvidables y otros oscuros, que casi nadie recuerdan. Si hablamos de Diego Armando Maradona, todo esto se magnifica. El legendario ex jugador argentino tocó el cielo con las yemas de sus dedos, pero también fue un habitual pasajero en el más cálido de los infiernos. Diego vivió su primera experiencia en los banquillos en los años 1994 y 1995, cuando aún todavía le quedaba tiempo para la retirada, por culpa de una sorprendente sanción.
Corría un 21 de junio de 1994 cuando Argentina se estrenaba en el Mundial de Estados Unidos. La 'Albiceleste', que tanto había sufrido para clasificarse, debutaba con un 4-0 ante la cenicienta Grecia en un partido en el que Batistuta se lució y en el que Maradona anotó un golazo. Uno más, pensaba, pero acabaría siendo el último con Argentina de su carrera deportiva.
El siguiente choque, ante Nigeria cuatro días después, acabaría siendo su último partido. ¿La culpa? De un positivo por efedrina, norefedrina, seudoefedrina, norseudoefedrina y metaefedrina que acabaría dejándole fuera de ese Mundial y de toda competición importante hasta el fin de sus días como profesional.
Argentina, visiblemente tocada, perdería ante Bulgaria y, de seguido, caería ante Rumanía en la ronda de octavos de final. "Me cortaron las piernas", apuntó entonces Maradona. "Las piernas se las cortó él solito", le respondería 12 años después Julio Grondona, presidente de la AFA.
Sea como fuere, la carrera deportiva de Maradona, gravemente tocada por sus problemas anteriores con las drogas, quedaría herida de muerte. A la leyenda de Lanús le sancionaron 15 meses y a Diego no se le ocurriría otra cosa que ponerse a ser entrenador en este tiempo.
Sin preparación, prácticamente sin licencia... su debut, en el modesto Deportivo Mandiyú, fue esperpéntico, con el futbolista dirigiendo desde la grada, a lo 'hooligan', a través de la valla. No duraría mucho allí (12 partidos, una victoria, seis empates y tres derrotas), pero sí que comprendería que aquello de dirigir futbolistas le gustaba bastante...
9 de octubre de 2017
A su salida de Mandiyú, y ya con Cóppola como agente, Maradona tuvo la oportunidad de dirigir a un equipo aún más grande, Racing de Avellaneda. Tampoco allí Maradona tuvo suerte durante los primeros meses de 1995. Entrenó durante 11 partidos, sumando dos victorias, seis empates y tres derrotas.
Su sueño, dirigir a Boca Juniors durante el tiempo que estuvo inactivo, nunca pudo darse ya no por sus pésimos números, que también, sino por sus altas exigencias económicas y por lo integrado que estaba Silvio Marzolini en el equipo de la franja dorada en aquellos años.
Casi sin tiempo para más intentos en la banca, Diego Armando Maradona agotó la sanción y pudo volver a calzarse las botas. El resto de su historia es conocido, con un regreso a Boca, un doble positivo ya en los peores momentos de su adicción, y su retirada definitiva, un 25 de octubre de 1997 en el que dio la alternativa a Juan Román Riquelme.