Después de un largo tiempo, la SD Huesca volvió a ganar en su estadio. Tuvieron que pasar dos meses para que el cuadro oscense recuperase de nuevo el sabor de la victoria en El Alcoraz.
Su afición llevaba tres tropiezos seguidos y en el cuarto por fin sonrió. Y no pudo ser mejor porque la gente vio una goleada que se dio al completo en la segunda mitad, con un Mirandés bastante flojito.
El cuadro de Miranda del Ebro empezó muy bien su partido, con mucha personalidad e impidiéndole a la SD Huesca hacer su juego. Y ese buen trabajo vino acompañado con ocasiones.
Brugui y Hassan llevaron la batuta del ataque visitante y pusieron en muchos aprietos a los defensas locales, que tuvieron que emplearse a fondo para intentar repeler sus internadas.
A los de Xisco Muñoz se les vio bastante poquito. Solo hay que mencionar un tiro de Escriche a la media hora que acabó con una gran parada de Raúl Lizoain. La afición pedía un cambio y el mismo llegó en el segundo tiempo.
Tras la reanudación, la SD Huesca se puso las pilas y en apenas 24 minutos le metió cuatro goles al Mirandés. Escriche, en el 61', abrió el marcador tras aprovecharse de un gran centro al primer palo de Marc Mateu. Giro de cuello excepcional y gol.
Poco después, Gerard Valentín, en una mala salida de la defensa del Mirandés, se llevó el balón, superó a su marcador y con un leve toque superó a Raúl Lizoain. 2-0 y todo casi más que resuelto.
Pero la fiesta no había hecho más que comenzar. En el 77', Marc Mateu apareció completamente solo por la derecha, se metió hasta la cocina y le regaló el tercero a Seoane.
El Mirandés ya tiró la toalla e incluso recibió un cuarto tanto. Darío Poveda, que llevaba poco en el campo, cayó al área en una acción de ataque y el árbitro pitó penalti. El '19' tomó la responsabilidad y no falló desde los once metros.
4-0 y adiós a la maldición de El Alcoraz, un campo que llevaba dos meses sin ver una victoria de la SD Huesca. Vaya forma de volver a hacerse fuerte en casa.