Irán tenía perfectamente asimilado que el partido ante España iba a ser de una complejidad tremenda. Los de Queiroz, al igual que ante Marruecos, partieron de inicio con un esquema basado en lo defensivo.
Sin mirar la portería de David de Gea, los jugadores iraníes apostaron por parapetarse en su área, llevando el partido a su terreno. Durante el primer acto, los parones de juego fueron una constante.
Llegado el momento, en vista del acoso generalizado de los delanteros de España, Irán situó a sus once jugadores dentro de su área. Cuanto más apretó España, más defendió Irán.
Una estrategia clara que durante los primeros 45 minutos ayudó a Irán a mantener el empate. Podrá gustar su estilo o no, pero Queiroz tiene claro lo que quiere de sus hombres.
Un Carlos Queiroz que no tuvo ningún reparo en encararse con Sergio Ramos cuando el encuentro todavía estaba en pañales. El capitán, después de un primer encontronazo, siguió a lo suyo.