Son futbolistas diferentes y como tal no se les puede exigir lo mismo, pero a las primeras de cambio Luis Suárez le dio una clase a Griezmann de lo que se espera de un delantero en el Camp Nou.
El punta uruguayo salió y transformó al Barcelona. Participó en el desafortunado gol en propia puerta del 1-1 y anotó sobre la hora el 2-1 final con un tijeretazo impecable.
Más allá de las evidencias, Suárez fue un incordio y enseguida dejó ver todo lo que le da al Barcelona, con sus constantes desmarques de apoyo y ruptura y su lucha permanente.
En el polo opuesto se situó Griezmann, titular en la primera mitad y sin casi incidencia en el juego del equipo azulgrana. No es que lo haga mal o no se ofrezca, pero aún juega con timidez y más con miedo a fallar que a ofrecer.
Y eso que el Camp Nou se reconcilió desde el principio con él. El 'Principito' dejó detalles de su juego en sus constantes asociaciones con Rakitic y, en menor medida, con Jordi Alba y su compatriota Ousmane Dembélé.
De momento, el ex del Atlético acumula 167 minutos sin hacer gol. No se le ha fichado para eso, pero siendo un delantero se espera mucho más de él, que para eso ha costado 120 millones de euros.
El Gamper sirvió, además de para que Luis Suárez y él empezaran a conectar y a demostrar que pueden jugar juntos, para escenificar que el uruguayo sigue siendo un jugador intocable en el Barça del presente. Con 27 minutos le bastó.