El equipo entonces dirigido por Míchel obró uno de esos partidos perfectos para batir al Barcelona. El Málaga venció en su propio feudo por 2-0 con goles de Sandro y Jony en un partido en el que Neymar acabó expulsado.
El cuadro blanquiazul supo frenar las acometidas de uno de los mejores jugadores del mundo y dejó sin marcar a un Barcelona que esa campaña se quedó sin el título de liga a manos del Real Madrid. Un trabajo impecable de un equipo que, tras sufrir, acabó salvándose en las últimas jornadas.
Desde entonces, Messi no conoce el amargo sabor de la derrota. Son 46 encuentros disputados en Primera División desde el choque en La Rosaleda, con un balance de 35 victorias y nueve empates desde entonces.
Unos registros al alcance de muy pocos jugadores en todo el mundo y que coincidieron, en gran parte, con la racha del conjunto azulgrana la pasada temporada. En la única derrota del Barcelona, ante el Levante en la penúltima jornada, el rosarino descansó.
Llega Messi a uno de esos campos maditos a nivel colectivo, Anoeta. El argentino sí está acostumbrado a encontrar portería, pero sin ser el verdadero Leo. Cinco goles en once partidos es su balance en el campo de la Real Sociedad.
El balance global del Barcelona desde que el rosarino está en la plantilla no es brillante. Tan solo en tres ocasiones ha conseguido ganar, por las cinco de los 'txuri urdin', a los que hay que sumar tres empates.