Hablar a día de hoy del Bayer Leverkusen es hacerlo de todo un clásico de las competiciones europeas, sobre todo desde los años 90 hasta hoy.
El famoso conjunto de la marca de aspirinas se ha mostrado como uno de los equipos más regulares de Alemania en el último cuarto de siglo, acaparando casi siempre una de las plazas de acceso a una competición continental.
Sin embargo, al igual que ya ocurriera en la temporada 2016-17 (en la que finalizó 12º), el tren de Europa podría partir este curso sin el conjunto de Leverkusen a bordo.
El club del BayArena se jugará gran parte de sus opciones este viernes ante el Augsburgo fuera de casa. Ahora mismo, está a dos puntos de los puestos de acceso a Europa League y a cinco de Champions, por lo que un tropiezo puede ser letal cuando solamente faltan cuatro jornadas por disputarse.
Otra campaña sin pasear por el Viejo Continente (sería la segunda en tres años) sería toda una decepción para un equipo que ha defendido su escudo por Europa en 18 de las últimas 22 campañas, cosechando además resultados importantes.
A nadie se le olvida esa histórica Champions de 2002 que solamente el Madrid de Zidane pudo arrebartarle en la final. O su repetida presencia en las fases eliminatorias de Champions o Europa League.
Por lo tanto, su duelo de este viernes adquiere una trascendencia más allá de las fronteras alemanas. Y es que los martes, miércoles o jueves de la temporada no son lo mismo si no está el Bayer Leverkusen.