Las finales siempre son historia del mundo del fútbol. Los cuadros más bravos se dan cita para decidir cuál de los dos acaba erigiéndose en el mejor de todos. Se trata de contiendas en las que los protagonistas se lo dejan todo sobre el verde y el defensa es consciente de ello.
"Yo creo que la única vez que tuve algo de miedo o de pudor fue en la final de Lisboa cuando veía que el partido se nos escapaba de las manos, que pasaba el tiempo sin darnos cuenta y veía que el máximo rival de la ciudad nos iba a ganar esa Champions. Creo que ésa es la única vez que he tenido miedo o un poco de temor en el campo", declaró.
Sobre su momento actual de forma, afirmó que "con la confianza del míster y de mis compañeros, estoy jugando con mucha inteligencia, con la experiencia que dan los años, y trabajando duro físicamente para estar a ese nivel. No es fácil llegar desde la cantera y estar ahí tantos años".
Dejó claro que sigue con los pies en la tierra: "Si me tengo que tomar una cerveza con mis amigos para contarnos nuestras vidas, me la tomo tranquilamente. En tu grupo, uno trabajará, otro estudiará, pero no porque a ti te haya ido muy bien significa que estés por encima de nadie".
Sobre el trato de los fans, afirmó que "no todo el mundo está preparado para soportar tener dos partidos malos y que te cuestionen. Das un pase malo y oyes el murmullo de tu gente. Ya sabemos cómo es el Bernabéu de exigente y es complicado".
También elogió a su entrenador por haber conseguido que la plantilla sea "un equipo" para "ir todos a una". "Cuando llegó Zidane, implantó esta filosofía y lo está volviendo a hacer, aunque el equipo no esté bien y saque a quien saque" al campo.
Defendió a su jefe del extendido pensamiento de que tiene una flor: "Eso parece que es suerte, pero creo que el míster trabaja mucho, confía en todos los jugadores y sabe qué plantilla tiene, cómo y cuándo puede rendir cada jugador, y eso es muy, muy bueno".