La final de la Champions League ha desatado la locura en Madrid, donde el Wanda Metropolitano ya colgó el cartel de 'No hay billetes' hace días, dando paso a la triste y tradicional reventa.
El encuentro entre Tottenham y Liverpool se otea como una gran oportunidad de mercado negro para algunas empresas que juegan con aficionados capaces de pagar hasta 2.000 euros por entrada.
Para evitarlo, Jorge Díaz, CEO de Tracer, ha desarrollado un tipo de entrada totalmente elctrónica que usa un código QR que cambia constantemente, para evitar así capturas de pantalla o duplicar entradas.
Bajo esta tecnología, la UEFA controla todas las fases del proceso, por lo que los tickets no podrían ser enviados sin su permiso, convirtiéndolas en únicas e intransferibles.