Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. Y el Sevilla puede dar fe de ello, ya que logró devolverle la victoria que le endosó el Spartak en su campo hace varias semanas (5-1).
Sin embargo, el marcador no fue el mismo que en Rusia (2-1) y el partido, que nunca llegó a tener suspense, entró en una recta final con el miedo siempre presente en el cuerpo de los hispalenses.
Y es que el Sevilla dominó al Spartak desde el inicio del encuentro. Lo único que le faltó fue un poco más de desborde arriba y algo más de contundencia para materializar algunas ocasiones de gol.
Precisamente, Lenglet, jefe de la zaga en el Sevilla, fue el encargado de abrir el marcador para su equipo cuando más lo estaban buscando. En el 30', el central francés cabeceó a la red un balón desde el córner.
El Sevilla vuelve a insistir
Con el 1-0, el Sevilla no bajó los brazos y no paró de buscar el área contraria para buscar el gol de la tranquilidad, pero tuvo que esperar al segundo tiempo para lograrlo.
En el minuto 59, Banega, siempre asumiendo toda la responsabilidad durante el partido, firmó un auténtico golazo. El centrocampista argentino se abrió un hueco al borde del área y le dio un toquecito suave, que fue directo a gol.
El Sevilla se duerme y el Spartak despierta
Como si en vez de un gol a favor hubiese sido en contra, el conjunto hispalense se desinfló y lo pagó con el 2-1. El Spartak recortó distancias en el minuto 77, después de que Zé Luís se aprovechara de un rechace de Sergio Rico.
Los rusos se vinieron arriba y el Sevilla se dedicó el tramo final a cerrar filas y no dejar pasar nada. Los de Berizzo defendieron como pudieron y aguantaron finalmente el 2-1. Con el triunfo, el conjunto hispalense recupera la segunda plaza que tenía el Spartak y depende de sí mismo para estar en octavos.