La vida es más bonita con Bartra

Hasta el fichaje del de San Jaime dels Domenys desde el Borussia Dortmund alemán, el Betis había alternado fases de 'jogo bonito' con otras bastante desconcertantes, las propias de un equipo en construcción, que hacían que, lo mismo ganara en el Santiago Bernabéu (0-1) que sufriera goleadas como el 3-6 ante el Valencia, un 5-0 ante el Eibar o la dolorosa eliminación copera ante el Cádiz.

Quique Setién se reafirmaba en su apuesta innegociable de tocar y tocar desde el portero, aunque su sistema adolecía de una fragilidad defensiva que se tradujo en seis jornadas en las que su equipo, además de caer ante el Cádiz, sumara dos de dieciocho puntos posibles y su concepto fuera puesto en entredicho.

Sin embargo, con 2018 llegó el fichaje de Bartra y, con él, una consistencia defensiva desconocida hasta entonces, a la que contribuyó además el hecho de que el Betis empezara a jugar con tres centrales y dos laterales de largo recorrido, lo que dio fiabilidad a la creación de juego que no había cesado ni en tiempos de crisis.

Con su experiencia internacional, colocación, corte y salida del balón, Bartra ha hecho mejores al argelino Aïssa Mandi y a Jordi Amat, cedido por el Swansea galés; ha descargado responsabilidades defensivas al mediocentro Javi García y contribuido a la aportación ofensiva de los laterales.

Fue la 'manita' al Sevilla en el Sánchez Pizjuán (3-5) lo que supuso en punto de inflexión para la autoestima de los aficionados, para la credibilidad de la apuesta de juego de Setién y para que los mismos jugadores se ratificaran a pies juntillas en la idea del santanderino para el resto de la temporada.

El Betis tenía sus puntales, fundamentalmente, en los centrocampistas Fabián Ruiz, una de las grandes revelaciones de la Liga; el mexicano Andrés Guardado, el capitán Joaquín Sánchez y el delantero paraguayo Tonny Sanabria, quien antes de su lesión de rodilla había logrado siete de los ocho goles que ha sumado en esta temporada.

Sin embargo, además de Bartra, en la segunda vuelta del equipo verdiblanco han jugado un papel fundamental dos canteranos a los que Setién les ha dado la zamarra de titular y que han superado con creces las expectativas: el lateral zurdo dominicano Júnior Firpo, quien desplazó de la titularidad al danés Riza Durmisi, y el delantero Loren Morón, otro de los hallazgos de la temporada.

Loren, de 24 años, llegó al primer equipo en marzo desde el filial bético, lo hizo avalado por los 17 goles que había logrado en 23 partidos y ha sido una de las revelaciones béticas y de LaLiga tras haber conseguido siete tantos en los catorce partidos en los que ha intervenido en la segunda vuelta.

El delantero malagueño, quien también ha acabado como 'pichichi' en Segunda B pese a jugar ya en Primera y disputar quince partidos menos que el resto, se ha repartido la eficacia goleadora con el máximo anotador bético, Sergio León, y con Sanabria, quien ha acabado el campeonato con ocho tantos.

Junto a ellos, también se ha consolidado el centrocampista Francis Guerrero en su reconversión al lateral diestro; ha respondido a las expectativas Antonio Barragán, con seis asistencias de gol; y ha enseñado su calidad a cuentagotas el argelino Ryad Boudebouz, tan intermitente como inesperado en sus cosas.

El 4 de marzo, el Betis perdía por 2-0 ante el Valencia y, a partir de ese momento, los de Setién empezaron a encadenar buenos resultados durante dos meses en los que lograron estar ocho partidos sin perder y sumar 22 de 24 puntos posibles ante Alavés (1-3), Espanyol (3-0), Getafe (0-1), Eibar (2-0), Girona (0-1), Las Palmas (1-0), Atlético de Madrid (0-0) y Málaga (2-1).

La principal mutación en esa racha era que el Betis ya dejaba su portería a cero y sólo encajó dos goles en esos ocho partidos que fueron claves para que los de Setién lograran entrar en Europa y sumar 21 puntos más que en la pasada temporada, con respecto a la que también han mejorado en nueve puestos en la clasificación.

Una vez garantizada la clasificación europea, los tres últimos partidos ligueros han matizado la euforia bética al no conseguir lograr la quinta posición por sendas derrotas ante el Athletic de Bilbao (2-0) y Leganés, y el empate logrado en casa ante el eterno rival por 2-2.