Parecía que el fútbol en Argentina podría volver a la normalidad y, tanto directivos de clubes como organismos organizativos y de seguridad, comenzanban a plantearse el regreso de aficionados visitantes a las canchas.
Pero nada más lejos de la realidad. En el pasado año la violencia en el fútbol volvió a hacerse presente y, como de costumbre, con los árbitros como principales víctimas de dichas agresiones.
En el mes de noviembre, con motivo de la celebración del partido del Torneo Federal B, se enfrentaron Juventud de Pergamino e Independiente de Chivilcoy. Todo se desencadenó tras la decisión del árbitro de suspender el encuentro.
La decisión fue tomada, en consenso con el resto de integrantes del cuadro arbitral, al considerar que no se daban las condiciones de seguridad necesarias para continuar, tras expulsar dos jugadores.
Instantes después la hinchada de Juventud saltaron al terreno de juego y propinaron una paliza al arbitro, que tuvo que ser ingresado. El Consejo Federal de la AFA tomó la decisión de sancionar al Pergamino con el descenso automático de categoría.
Se han realizado varias detenciones a lo largo del año, por parte de la Aprevide. Uno de los más impactante fue la detención de 120 hinchas de Independiente tras el partido que el equipo disputó ante Atlético Tucumán en el mes de septiembre.
Como ejemplo claro de todo lo anterior, la batalla campal que se produjo en el estadio Sacachispas entre familiares y dirigentes de los dos conjuntos que se enfrentaban.
¡Graves incidentes en la #BMetropolitana!
— Nicolás Espinosa (@NicoEspinosa6) 12 de noviembre de 2017
-El partido entre Deportivo Español y Sacachispas tuvo que ser suspendido a los 38 minutos del primer tiempo.
-Piñas por todos lados, en la tribuna y en el campo de juego.
(Imágenes vía: @TyCSportsPlay ) pic.twitter.com/XbKdDYwzsl