Lagerbäck para cambiar el sino de Noruega

Muy lejos quedan los años de gloria del fútbol noruego, con el estilo muy defensivo y físico de Egil "'Drillo' Olsen, que le sirvió para jugar dos Mundiales seguidos (1994, 1998), incluido un triunfo histórico en ese último contra Brasil.

Desde la Eurocopa 2000, Noruega no ha vuelto a una fase final y, salvo un par de eliminatorias de repesca perdidas -como la que le enfrentó a España en 2003, 2-1 en Valencia y 0-3 en Oslo-, ha vivido años oscuros, lejos de poder competir con las grandes selecciones.

De ahí que en febrero de 2017 la Federación noruega recurriera a un valor seguro: Lars Lagerbäck, que clasificó a Suecia para cinco rondas finales seguidas entre 2000 y 2008 y colocó a Islandia en el mapa del fútbol mundial, llevándola a su primera Eurocopa en 2016.

Ese éxito -continuado luego por su ayudante, Heimir Hallgrímsson, en Rusia 2018- es el que Noruega busca repetir ahora, y el trabajo de Lagerbäck ya ha empezado a dar frutos.

Tras un inicio titubeante -derrota en Belfast contra Irlanda del Norte y goleada en un amistoso contra Alemania (6-0)-, Noruega ha ido mejorando y en sus últimos diez partidos solo suma una derrota, contra Bulgaria en Sofía (1-0) en septiembre, frente a ocho triunfos.

Quitada la victoria a domicilio en Islandia (2-3) en un amistoso previo al Mundial, el resto de triunfos han sido contra equipos modestos (Eslovenia, Bulgaria, Albania, Panamá, Australia), pero reflejan la trayectoria ascendente del equipo, que le ha valido para lograr el ascenso a la segunda categoría de la Liga de Naciones.

Como todos los equipos de Lagerbäck, Noruega destaca por su orden, seguridad defensiva y estilo directo en un 4-4-2 clásico, que la han convertido en una selección fiable, aunque carezca de jugadores de primer nivel.

Lagerbäck ha optado más por jugadores físicos que talentosos, como el madridista Ødegaard (ahora cedido en el Vitesse holandés), que ha alternado entre la Sub 21 y la absoluta y es usado como revulsivo en ocasiones.