Otro tropiezo ante el Leicester, que además se situó líder de la Premier League, complicó mucho las cosas a Frank Lampard. El inglés, que ya llegaba en la cuerda floja, fue el foco de las críticas tras el partido por el pésimo rendimiento de su equipo ante los grandes.
Lo cierto es que podría estar casi sentenciado en el Chelsea. La ilusión a su llegada se ha desvanecido y el equipo de Londres se encuentra en un inexplicable bache de juego.
Él se siente con fuerzas, pero habrá que ver si Roman Abramovich tiene ganas de aguantarle: "Soy bueno aguantando la presión. Me hice cargo del equipo sabiendo que habría momentos complicados, y este no es un club fácil de dirigir".
"Teníamos una sanción para fichar, teníamos jugadores jóvenes y ahora tenemos algunos nuevos. Entiendo la presión, pero no estamos en la misma posición que el Chelsea que ganaba títulos. La consistencia, solidez y nivel de experiencia de ganar en la Premier League no es la misma", continuó.
Lampard no quiso opinar de su posible destitución. "Es algo que no puedo controlar. No puedo centrarme en ello. Hay que volver a lo más básico. Hay que correr más, esprintar, cubrir el campo... Muchos no lo hicieron", concluyó.
No parece que Abramovich vaya a tomar la decisión de cambiar el rumbo del Chelsea con la eliminatoria de octavos de final de la Champions a la vuelta de la esquina, pero, si continúan los malos resultados, todo puede pasar.