Cuando el árbitro pitó el final en el Estadios Krestovski, toda Suecia estalló de alegría. Se había logrado un histórico pase a cuartos de final, pero no todos los suecos pudieron celebrarlo.
Porque unos pocos, apenas 10 minutos después del pitido final, tenían que jugar un partido de Liga. Los jugadores del Sirius recibían al los del GIF Sundsvall en el partido aplazado que ambos debieron disputar hace tres meses.
Los festejos quedaron pospuestos durante dos horas, al menos sobre el terreno de juego. En las gradas del estadio Studenternas de Upsala el ambiente tuvo que ser una fiesta, ganase o perdiese el Sirius.