No debe ser fácil tomar las riendas de un club grande cuando eres el sustituto de uno de los entrenadores con más renombre de la historia moderna del fútbol. Unai Emery llegó a Londres esta temporada para sustituir a Arsène Wenger y tras nueve jornadas, parece que ya se encuentra cómodo en el banquillo del Emirates.
Las cifras le respaldan: el equipo es mejor que a estas alturas el año pasado con el técnico francés. Un equipo al que se le presumía cierto inmovilismo y conformismo; la forma de jugar al fútbol siempre fue valorada pero no así los resultados.
El vasco ha encontrado un equilibrio. Siete partidos consecutivos ganando en Premier, clasificación a la siguiente ronda de la Carabao Cup y pleno en Europa League.
En Premier, una tarea pendiente para el Arsenal tras un mal año, andan cuartos con 21 puntos y a tan solo dos de Manchester City y Liverpool. Además, las sensaciones son buenas, el equipo ha mejorado defensivamente y el pasado verano supo retener a sus grandes estrellas sin realizar un gran desembolso en fichajes.
Todo fluye en el Emirates Stadium, el equipo tiene cinco puntos más que el año pasado, así como cinco goles más a favor y uno menos en contra. Tras una experiencia turbia en Paris, Emery parece haber encontrado su sitio en la capital del Imperio Británico.