Tras cuatro victorias sin brillar, el Barça encendió todas las alarmas en septiembre. Dos empates frente a Girona y Athletic y la derrota frente al Leganés sembraron de dudas el proyecto de Valverde, que tuvo que mudar su 4-4-2 al 4-3-3 característico de otrora.
Sin embargo, el problema del 'Txingurri' no era tanto el esquema como sí los jugadores. Consciente de la inconsistencia defensiva de jugar con Dembélé y Coutinho acompañando a Luis Suárez y Messi, el extremeño se encomendó a Arthur en el centro del campo.
Un movimiento que dio solidez en la medular y armó de argumentos a un equipo que supo sobrevivir a la fractura de radio del rosarino, firmando nueve de nueve victorias. Un pleno que se llevó por delante, incluso, a Julen Lopetegui al frente del Real Madrid.
La racha triunfal 'culé', más allá de dejar 'cadáveres' por el camino, fue distanciando a sus perseguidores. Ampliando la renta en la tabla para gestionar la campaña a una distancia prudencial, con la que poder dosificar mejor los esfuerzos para no repetir los errores de Roma.
Pese a tener la Liga encarrilada, el Barcelona no levantó el pie del acelerador y se llevó por delante al Real Madrid también en la Copa del Rey en el carrusel de 'Clásicos' de marzo. Asimismo, Rakitic dio la estocada en el Santiago Bernabéu a Solari, despedido días después tras caer frente al Ajax en la Champions.
Sin embargo, el campeonato doméstico reservó un último asalto. El Atlético de Madrid visitó el Camp Nou con el objetivo de situarse a cinco puntos de los de Valverde. La última oportunidad para discutirle la Liga a los azulgranas, que no fallaron y este sábado alzaron su título número 26.