La cara más demoledora de Bale. Es un jugador que siempre aparece en los partidos decisivos. Como hizo en momentos del pasado que dieron títulos al Real Madrid, explotó su velocidad y pegada para destrozar al Kashima. Lo hizo con un esfuerzo extra, sintiendo aún molestias en el tobillo izquierdo dañado hace una semana.
Desde su sitio natural, la banda izquierda, en uno de los logros de Santiago Solari al convencer al galés de que puede ser igual de peligroso que cuando parte hacia dentro desde la derecha para buscar su disparo con la zurda. Ejerció el liderazgo que se le demanda desde que se marchó Cristiano Ronaldo y un día en el que sintió cómo los focos de la responsabilidad le apuntan, respondió con grandeza.
También destaca un mayor compromiso en el esfuerzo. El Real Madrid estaba avisado de que cualquier relajación costaría cara. Dispone de jugadores que se transforman cuando ven un título cerca y sacaron su vena competitiva para no ofrecer ninguna opción al rival. Mayor unión en el esfuerzo, más kilómetros recorridos, personalidad con el balón para mermar el físico del rival y pegada. Despejó las dudas que le atenazan esta temporada para acercarse con firmeza a su tercera conquista consecutiva del título mundial.
Courtois fue infranquable. Con la confianza que tiene un portero que se siente indiscutible. Su firmeza fue clave en un momento que habría cambiado el rumbo del partido, en el inicio, en una salida en tromba del conjunto japonés, cuando sacó una mano decisiva abajo tras un disparo cruzado. En cuatro de sus seis últimos partidos selló su portería y la dejó a cero. Encajó un gol, en una acción marcada por el VAR, pero muestra un nivel que transmite confianza al resto del equipo.
La mejoría de Llorente. Lopetegui nunca apostó por él y, en cuanto le dio partidos para demostrar su nivel, ha protagonizado un crecimiento que le convierte en uno de los mejores jugadores en cada partido del Real Madrid. A sus exhibiciones físicas les está sumando una capacidad de mando que pone difícil a Casemiro recuperar con rapidez la titularidad una vez restablecido de su lesión. Marcos se ganó repetir en el once de la final y seguir en el club tras el mercado invernal.
El retorno de Marcelo. Lo ha pasado mal el brasileño por sus lesiones musculares. Es un jugador que va de menos a más en el físico, al que siempre le costó controlar su peso en los parones y con los años le va costando ganar ritmo tras sus regresos. Tras varios encuentros alejado de su imagen, sufriendo para seguir a los rivales, en el Mundial de Clubes mostró una buena evolución. Dio dos pases de gol a Bale y, lo más importante, volvió a demostrar que es un jugador clave en el equipo tras una época de sombras.