Hasta en las mayores goleadas pueden encontrarse partes difíciles, lo que todos conocemos como abrir la lata. Pero si el trabajo sucio te lo hace tan fácil el rival, el resultado no puede ser otro.
Brítez puso el 1-0, aunque fue el que menos hizo para que eso ocurriera. La defensa visitante no estuvo a la altura de la competición en el primer tanto, un corner que cayó a menos de un metro de la línea de gol.
Ni el portero, que no termina de salir, ni los dos defensas logran alejar el balón en una jugada un tanto rocambolesca. Brítez, que pasaba por allí, no puso problemas y abrió el choque.
4 de abril de 2019
El segundo también necesita una explicación extensa. Romero se plantó en el área y lo hizo todo bien, menos la definición. Aun así (su remate dio en el cuerpo del portero), la bola cogió dirección de portería.
Pero sólo por la asombrosa reacción de Ángel Pérez. Su movimiento al intentar controlar con el abdomen un esférico frente a la portería no podía tener otro premio que un gol en propia puerta.
4 de abril de 2019