El COVID-19 ha pasado a un segundo plano en las Islas Feroe. Una grandísima noticia.
"Nosotros ya hemos pasado lo peor y ya hacemos vida totalmente normal, siguiendo todos los protocolos de higiene. Pero no podemos bajar la guardia, porque esto no va a acabar tan pronto", afirmó Pedro Tarancón, jugador del Argja Bóltfelag en una entrevista concedida a 'EFE'.
En este archipiélago autónomo de 18 islas, que cuenta con unos 50.000 habitantes, se han diagnosticado solo 187 casos de COVID-19 y no ha habido ni un solo fallecido.
Tarancón considera que la clave de este bajo nivel de contagios se debe a "la responsabilidad y la conciencia social de la gente" y "la rápida acción de los políticos en cerrar fronteras, escuelas y las lugares de ocio", que podrían haber ayudado a la propagación del virus.
"Siempre hemos tenido libertad para salir a la calle, pero el Gobierno siempre ha aconsejado no salir salvo necesidades o por trabajo", afirmó el valenciano.
En lo que respecta a entrenamientos, el de Burjassot explicó que primero trabajaban en grupo de cuatro futbolistas, de modo que si alguien contraía el virus no se debía paralizar la actividad de toda la plantilla, y al cabo de dos o tres semanas se fue ampliando, primero en grupos de diez y desde el 20 de abril con el equipo al completo.
Su equipo, el Argja Bóltfelag, regresó a la competición el pasado fin de semana, en el que arañó un empate contra el Vikingur en uno de los encuentros de la primera jornada de la 'Betri deildin menn', la liga de Islas Feroe.
"No creo que sea precipitado que se haya retomado ya. La situación está muy controlada, y es muy diferente de la que se vive en España", argumentó Tarancón antes de enumerar las medidas con las que se ha reiniciado el torneo.
Los encuentros de la 'Betri deildin menn', que está formada por diez equipos, se disputan a puerta cerrada, y con un máximo de 80 personas en los estadios (18 futbolistas y diez técnicos por equipo, seis recogepelotas, personal sanitario y trabajadores de televisión) y están prohibidos los saludos entre rivales, tanto al inicio como al final de los partidos, escupir al suelo y sonarse la nariz.
Los jugadores están obligados a lavarse las manos justo antes y después de los encuentros, pueden utilizar los vestuarios para cambiarse, pero nadie puede ducharse, todos tienen que llevarse su ropa a casa para lavarla y cada uno debe disponer de su propia botella para hidratarse.
Los balones tienen que estar debidamente desinfectados, cada equipo debe disponer de dos vestuarios, y el conjunto local tiene que proveer al visitante de desinfectante para las manos. Además, en el caso de que se detectara algún caso tras un partido, los dos conjuntos pasarían 14 días en cuarentena y sus encuentros quedarían aplazados.
"Vivo la situación de España con miedo, rabia, pena e impotencia, y con preocupación", reconoce un Tarancón a quien, en las Islas Feroe, conocen como 'Spaniolar'.
El central, que tras pasar por clubes de la Regional Valenciana, Malta, Singapur y las Maldivas, aterrizó en las islas en enero de 2016, está a la espera de resolver unos problemas burocráticos que le impidieron jugar en la primera jornada.
"Me gusta muchísimo la Liga, y tiene mucho nivel. Y me encanta el país por su cultura, su tranquilidad y su paz. Estoy a punto de llegar a los 100 partidos en el fútbol feroés, que a mí me haría mucha ilusión. Pero quiero más. Y no quiero pararme ahí", concluye Tarancón, feliz.