Las Palmas llegó dos veces en el primer cuarto de hora, y convirtió las dos. La SD Huesca se volcó al ataque todo el partido y se quedó con las ganas. El gol de Miguel, en el 95', solo sirvió para maquillar el marcador.
Las cartas se pusieron sobre la mesa pronto. Las Palmas estaba cómodo dejando jugar a la SD Huesca. De hecho, no empezaba a presionar a su rival hasta que este pisaba su campo, una declaración de intenciones: su objetivo era salir a la contra.
El rival se prestaba a ello, porque la SD Huesca trataba de monopolizar la pelota, y presionaba muy arriba cada vez que la posesión era del rival, al tiempo que atacaba con muchos efectivos.
Sin embargo, ni esto ni lo otro fue lo que desencadenó el primer gol de la contienda. Este llegó de penalti, tras un error de Mikel Rico, impropio de un jugador de su experiencia.
Eligió controlar un balón en el área, en lugar de despejarlo, quizá para salir con el balón jugador. Se le escapó y Jesé apareció de la nada para meter la bota, y ser zancadilleado por un Mikel Rico que no lo vio venir.
Penalti en el 5' y gol de Jesé en el 6' para poner en ventaja a Las Palmas, que ganaba el partido sin comerlo ni beberlo.
La SD Huesca se recompuso del revés con entereza, pero empezó a evidenciar el que sería su gran problema en este encuentro: no lograba dar con el último pase, conectar con el último jugador para finalizar las jugadas.
Y con el equipo tan volcado al ataque desde el primer minuto, ante un rival con jugadores tan veloces a la contra, parecía cuestión de tiempo que una saliera bien y permitiera encarrilar el partido al conjunto insular.
Efectivamente, eso ocurrió cuando apenas había transcurrido un cuarto de hora de partido. Peñaranda cabalgó la banda y asistió para que Pejiño hiciera el 2-0, para impotencia del cuadro altoaragonés.
Con una ventaja de dos goles, Las Palmas reforzó sus tareas defensivas y anuló más si cabe la faceta ofensiva de su rival, que se frustraba más y más conforme pasaban los minutos.
No se movería más el marcador, ni en lo que restaba de primer tiempo, ni tampoco en casi todo el segundo. Porque Las Palmas agotó su eficacia y la SD Huesca no la encontró.
Peor aún, jugó con fuego sobre todo tras el carrusel de cambios, pero Las Palmas perdonó una llegada tras otra, incluyendo una en la que el portero visitante, Andrés Fernández, bien pudo haber sido expulsado por una obstrucción en el centro del campo. Acción que ni el colegiado ni el VAR vieron punible.
Tuvo buena intención el cuadro oscense, pero no ya sin puntería, sino sin ser capaz de rematar, es muy difícil, por no decir imposible, ganar los partidos. Todo lo bueno de las dos primeras jornadas se esfumó en su primera salida a domicilio.
El gol de la SD Huesca llegó casi con el tiempo cumplido, en el último suspiro de un alargue de cuatro minutos, en el clásico desbarajuste defensivo fruto de un auténtico asedio de muchos minutos. Miguel maquilló el marcador con un testarazo en plancha.
Pero ese gol no afeó el partido de Las Palmas, que demostró que en esta categoría cualquiera te puede hacer pasar un mal rato. Lección de efectividad y sufrimiento para sumar su primer triunfo del campeonato y acumular cinco puntos. Seis tiene la SD Huesca, gracias a sus dos triunfos previos.