Hablar de Carroll es hacerlo de uno de esos futbolistas que pudo ser y no fue. Pintaba a gran estrella, pero finalmente no logró brillar al nivel que se esperaba.
En su juventud, al igual que ahora, el corpulento atacante militaba en un Newcastle que allá por 2011 lo traspasó a todo un Liverpool por más de 40 millones de euros. Un fichaje que desde el primer momento estresó al inglés.
"Yo tenía una lesión cuando firmé por ellos. El día del reconocimiento médico solamente pensaba: 'Por favor, que salga mal'. Nada más subir al helicóptero para ir a Liverpool ya quería volver. Sabía que algún día ocurriría y por eso regresé al Newcastle", confesó en 'Daily Mail'.
Carroll repasó en el medio británico una carrera marcada por las lesiones, sobre todo en sus tobillos. "Tuve una operación y los tornillos se soltaron. Era algo inaudito. Estaba tan mal que tenía deshilachados los ligamentos del tobillo", contó el delantero, que sin embargo se sacrificó muchas veces por el equipo.
"Mi último duelo con el West Ham lo jugué con el tobillo totalmente roto. Les dije a todos que estaba bien. Sentí un dolor enorme ese día y pensé 'no puedo hacer esto otra vez", explicó Andy.
Por último, el delantero habló del asalto del que fue víctima allá por noviembre de 2016. Un hecho traumático que le hizo replantearse las cosas.
"Llegué a temer seriamente por mi vida. Dos ladrones armados me persiguieron durante 25 minutos. Podía ver sus pistolas. Estaba cerca de casa, por lo que acabé dando la vuelta y volviendo a las instalaciones del West Ham a toda velocidad", relató el por entonces jugador del cuadro londinense.
"Iba esquivando coches a gran velocidad, saltándome los semáforos. Pasé de los radares, adelanté en sentido contrario por la autovía... Veía los coches y camiones pasar volando junto a mí. Y todo esto con los ladrones siguiéndome en moto", explicó.
Una terrible experiencia que curtió todavía más a un futbolista que, con solo 30 años, todavía tiene mucho que decir en su amado Newcastle.