Todo comenzó con la ceremonia de los himnos. Se preveía un partido tenso, por la tensión entre los Emiratos Árabes y Catar, cuyas relaciones diplomáticas llevan en suspenso desde hace un par de años.
La hinchada local, abultadamente mayoritaria por razones obvias, empezó las hostilidades pitando sin clemencia el himno catarí, pero lo peor estaba por llegar.
29 de enero de 2019
Porque si hay algo indigno para la cultura árabe es que te tiren un zapato. ¿Recuerdan cuando hace algunos años un periodista iraquí le arrojó los suyos al entonces presidente estadounidense George W. Bush en una visita a Bagdad? Pues ahora imagínenselo si en vez de un único periodista iracundo el indignado es todo un país al que le están celebrando en la cara un gol.
Esta lamentable escena ocurrió tras el 2-0 para Catar, obra de Ali Almoez a los 37 minutos de partido. Parte de la grada delante de la cual los cataríes celebraron el gol la emprendió con los futbolistas.
29 de enero de 2019
Y a los insultos siguió una lluvia de zapatos. Al menos ocho piezas de calzado fueron arrojadas, con escasa puntería, sobre los futbolistas cataríes. Y alguno de ellos, en vez de alejarse del foco de los problemas, decidió terminar de incendiar a la grada dedicándole un bailecito.
El asunto, por suerte, no pasó a mayores, pero quedó patente, una vez más, que los Emiratos Árabes y Catar, pese a ser vecinos, casi hermanos, son enemigos de difícil reconciliación.