En mitad de una tangana espectacular, el entrenador egipcio, que ya había tenido que ser frenado por jugadores y asistentes, persiguió durante unos 30 metros al fotógrafo, hasta que este se tiró al suelo.
Posteriormente le golpeó y le quitó la cámara a la fuerza antes de volver a ser apartado por las fuerzas de seguridad y algunos de sus jugadores.
El partido había concluido con empate a dos entre su equipo, el Masry, y el Mahalla.