Al ritmo que perfora redes, agota las palabras del diccionario. Un gol, otro, otro, y así hasta el 400 conseguido este mismo domingo ante el Eibar. Un calificativo, otro, otro. Y ya no quedan más. Rey, tirano, dictador, mago... hay multitud de palabras para definir. Pero nada supera estas dos: Leo Messi.
400 goles. Cuesta pensar que alguien en el futuro vaya a pulverizar unos números estratosféricos. El ciclo del fútbol le encontrará un heredero que le superará, por supuesto, pero no a corto plazo.
Ante el Eibar cayó el cuarto centenario. Con una jugada de las que muchas veces se ha visto. él empezó la jugada con pase a Suárez y el charrúa acabaría cediéndole la bola en el área. Recortó con temple ante dos defensas y cruzó el tiro al segundo palo.
La estrella argentina no entiende de listones. Va pasando el tiempo, la edad le amenaza. Pero ni aun así. Si hace cuatro años adelantó a Zarra, ahora va camino de doblarle (251 hizo el histórico goleador español).
Ni siquiera el animal de Cristiano Ronaldo pudo acercarse. El luso, su némesis, su máximo rival y al mismo tiempo una fuente de motivación, se fue de la Liga con 311 goles. A partir de ahí prácticamente hay que cambiar de milenio para encontrar a sus perseguidores: Zarra (251), Hugo Sánchez (234), Raúl (228), Di Stéfano (227)...
De hecho, de los jugadores que hay en activo ahora mismo en LaLiga, el que más 'cerca' se encuentra es Aritz Aduriz, que suma 157 'solo'. Karim Benzema, con 134, es la otra 'oposición', con un tercio menos que el azulgrana.
El Eibar sufrió el decimotercer tanto con la firma de Leo Messi. No es de los más damnificados, desde luego. En la cabeza está el Sevilla, con 25. Atlético de Madrid (23), Valencia (22), Osasuna (21), Deportivo y Espanyol (ambos con 20) también llegaron a la veintena.
El Real Madrid, el eterno enemigo, lo sufrió 18 veces. Curiosamente, el Albacete, el equipo que encajó su primera diana en la élite, nunca más recibió un gol del argentino, aunque sus caminos no volvieron a cruzarse. Todos los demás que han actuado contra el delantero azulgrana se han llevado al menos un par.
Víctimas y escenarios del crimen
Diego Alves es el guardameta que más tuvo que agacharse a las redes a coger un balón. Un total de 21 veces le batió Messi, quien tuvo con él un idilio personasl. Porque, además de ser el portero al que más veces ha goleado, es también quien mejor supo burlar al mejor parapenaltis contemporáneo: cuatro veces le chutó, cuatro le marcó.
De los porteros que ahora mismo están en LaLiga, Diego López, con 12, es el que más tantos ha sufrido del argentino, que ha hecho 18 a los tres actuales arqueros del Madrid de forma equitativa: seis a cada uno de ellos (Courtois, Keylor Navas y Casilla).
En total, han sido 94 los porteros diferentes que han mordido el polvo al menos una vez ante él.
Obviamente, el Camp Nou es el que más tantos ha visto de Messi. 231 con el hecho al Eibar. Después, Riazor es su predilecto (13). El Santiago Bernabéu se le da muy bien también (11). En los 33 restantes no llegó a la decena, y únicamente se le han quedado en el tintero Montilivi, Los Pajaritos, Wanda Metropolitano (en el Calderón hizo ocho), Carranza, Chapín, Nueva Condomina y Carlos Belmonte.
Compitiendo contra sí mismo
Messi ya mira a los 500. En casa hizo también el 200, frente a Osasuna, cuando hizo cuatro de los goles del 5-1. En Almería, 'hat trick' para llegar a 100; en El Molinón, doblete para firmar el 300.
En cuanto a la lucha consigo mismo, alcanzada la primera vuelta de la competición ya está en números casi idénticos a los de la pasada temporada, la cual cerró con 34 dianas.
En media temporada, además, ya ha hecho más tantos que en sus cuatro primeras campañas en Primera. Lejos quedan los 50 goles que firmó hace ocho años. Más sensato se presenta darle credenciales para superar el listón de los 37 que hizo en el curso 16-17.
De cabeza, con las dos piernas, con el pecho, de vaselina, de penalti, de caño... Messi no solo ha amasado goles, sino que ha dejado un catálogo muy amplio de cómo hacerlo.
Y, por encima de todos los golazos, su gran capacidad para anotar de falta. Tienen razón los que opinan que se le da mejor que lanzar desde los once metros. Pero, sobre todo, seguramente tengan razón los que le califiquen como el mejor jugador del mundo.