Una derrota así deja daños colaterales. El Barcelona venía de una mala racha anímica olvidada por la vuelta de Ansu Fati, lo que fue simplemente un espejismo en el desierto de realidad que rodea actualmente a la Ciudad Condal. Lisboa fue otra vez una tumba para los azulgranas, que cayeron goleados contra el Benfica en Champions.
Además de que el colectivo tuvo una noche negra, cuatro jugadores del primer equipo quedaron señalados por su actuación sobre el verde. Estos fueron Ter Stegen, Sergi Roberto, Eric García y Luuk de Jong.
El germano no tuvo toda la culpa del primer gol, pero sí dio la sensación de que el disparo de Darwin Núñez no fue con excesiva potencia ni colocación y que pudo haber hecho más. En esa misma jugada, el central ex del City fue un pasillo para el uruguayo.
No obstante, la noche del zaguero no quedó ahí: Koeman le cambió de sitio en la línea de tres visto cómo sufrió con el delantero charrúa. Luego, no cabeceó una ocasión muy clara de gol y acabó expulsado por doble amarilla. La segunda vez esta temporada que no acaba los 90' por tarjeta roja.
Sergi Roberto, pitado fechas atrás por el Camp Nou, volvió a ser intrascendente en el juego del equipo, a pesar de que el técnico neerlandés parece tener mucha confianza en él, al igual que en un Luuk de Jong que falló dos ocasiones de gol que el '9' de un equipo como el Barcelona no debe errar. La más clara, tras un pase de la muerte de su compatriota Frenkie de Jong.
El último gran damnificado fue Ronald Koeman. El míster no acertó con el cambio de Frenkie de Jong, al que puso de central después de quitar a un amonestado Piqué. El centrocampista estaba siendo el mejor de su equipo hasta entonces. Además, su dirección de campo dejó que desear y parece haber quedado sentenciado tras lo ocurrido en la capital lusa.