El club nació en categoría provincial, como es lógico, y se ha abierto paso hasta el fútbol semiprofesional, en Segunda División B. Como Astu explicó al citado medio, Unionistas nació de la nada.
"Aparte de ilusionante fue una incógnita en el primer momento porque no teníamos ni balones", explicó. Unionistas, a diferencia del Salmantino (hoy Salamanca CF UDS), carecía de toda infraestructura.
Solo tenía un pequeño apoyo social. Él llegó en diciembre de 2013 al club, y quedó gratamente sorprendido en ese sentido. "Cuando llegué ya había unos 400 socios. Pero nada más. Aparte de ser entrenador y director deportivo llevaba la cantera"; continuó.
"Además yo estaba en otro club, en el Ciudad Rodrigo, que acabamos ascendiendo, y me dieron permiso para compaginar las dos cosas. Esos primeros meses fueron una locura", agregó.
Unionistas tardó en empezar a competir (no lo hizo hasta el comienzo de la siguiente temporada, en 2014). "Había que hacer un club desde cero. El Grupo de Trabajo y la Directiva venían cargados de ilusión y de trabajo, pero era su primera experiencia de gestión de fútbol", comentó Astu.
"Incluso yo tampoco tenía mucha experiencia. Nos formamos en absolutamente todo a contrarreloj. Es cuando más aprendimos todos", reveló el hoy director deportivo del Guijuelo.
A sus órdenes, Unionistas pulverizó todas las metas que se propusieron desde la directiva. "El objetivo era llegar a Tercera División en cuatro años y al final en ese tiempo llegamos a Segunda B. Se dio todo muy bien", explicó Astu.
"La verdad también es que las plantillas que teníamos hasta Tercera División eran muy superiores al resto. Los primeros dos años y medio, incluyendo la primera vuelta en Tercera, sólo perdimos un partido cuando ya habíamos ganado la Liga", añadió.
"Hasta ese momento fue todo muy bien. Luego perdimos en el 'play off' de ascenso el primer año y el segundo ya saben todos cómo fue", continuó.
El club hoy juega en Las Pistas, pero no lo hizo allí hasta pasado un tiempo. "Empezamos en un campo también municipal, el Rosa Colorado. Mucho más humilde, superpequeño, que tenía una gradita en la que entraban muy apretados los que iban, yo creo que 1.000 personas de media", dijo.
"Era un campo en el que apenas se podía jugar y la verdad que era muy complicado. La hierba artificial estaba muy desgastada también. Pero lo convertimos en nuestro fortín y no perdimos ningún partido en el año que estuvimos ahí", rememoró Astu.
Este miércoles su ex equipo recibe a todo un Real Madrid, con motivo de los dieciseisavos de la Copa del Rey. Un duelo que sin duda será especial, emotivo para él. Porque, en el fondo, Unionistas es casi como su hijo.