Después de admitir -y lamentar- públicamente en varias ocasiones haber jugado ante el Leganés a tres días de la hecatombe en Roma, Luis Suárez aprendió del error y dosifica sus esfuerzos de una manera especial esta temporada para paliar el paso de los años en sus botas.
En octubre, el delantero uruguayo pidió a la 'Celeste' que le liberaran de sus compromisos para, aprovechando el nacimiento de su tercer hijo, descansar en la Ciudad Condal y cuidar unas rodillas maltrechas en aras de abanderarar la ofensiva 'culé'.
El resultado fue un gol ante el Sevilla, un 'hat trick' al Real Madrid y un doblete al Rayo Vallecano. Asimismo, el charrúa cogió el testigo de Leo Messi, alarmantemente lesionado sobre el césped del Sánchez Pizjuán, liderando a un equipo que se quedó esperando el paso al frente de Coutinho.
Tras forzar con Uruguay y llegar tocado al Wanda Metropolitano, Suárez se reservó ante PSV, Villarreal y Cultural Leonesa para volver ante el Espanyol, erigiéndose como el mejor socio de Leo Messi en el derbi catalán.