No hace tanto tiempo, en Mestalla reinaba la felicidad. Tras una época alejado de la nobleza, el valencianismo recuperó la alegría con el regreso a la Champions y el título de la Copa del Rey.
Sin embargo, todo se ha vuelto a torcer. La eliminación ante el Atalanta de la máxima competición continental, algo que se podía esperar tras el 4-1 de la ida, ahonda aún más en un socabón que no parece tener fin.
Al margen de esta decepción, que aunque no puede tildarse de fracaso deja mal sabor por la contundencia de la eliminación, hay muchos ingredientes que han terminado por hacer del Valencia un plato de mal gusto este año.
Una de las claves esta campaña en lo negativo han sido los partidos lejos de Mestalla. En Liga, el equipo de Albert Celades ha logrado solo tres triunfos de 13 salidas. El resto, tres empates y siete derrotas. Las tres últimas, consecutivas y más que duras (4-1 en Mallorca, 3-0 en Getafe y 3-0 en San Sebastián). Sin embargo, en Champions solo cayó a domicilio en la ida ante el Atalanta, ya que empató en Lille y ganó en Londres al Chelsea y en Ámsterdam al Ajax. En Copa, dijó adiós a sus opciones al caer en Granada (2-1).
En lo meramente deportivo, la defensa está siendo uno de los grandes lunares del equipo. Diakhaby dejó este martes un ejemplo más de los puntos y partidos que se están escapando por una mala actuación de la zaga. A esto han contribuido las lesiones, con Piccini, Gabriel, Garay o Gayà, quienes han dejado en cuadro la retaguardia en distintas fases del curso.
También ha notado la zona ofensiva la plaga de lesiones. Gameiro se perdió hasta diez partidos, mientras que Maxi Gómez, que fue operado recientemente, Rodrigo y especialmente Guedes han lastrado al equipo con sus distintos y repetidos pasos por la enfermería.
Pero también hay razones fuera del césped. Peter Lim y Anil Murthy no cuentan con el respaldo de la afición, que ya ha dejado claro en más de una ocasión el descontento existente en ciertas decisiones. Marcelino, la Copa, el gesto de Murthy contra la afición...