Ernesto Valverde debe estar viviendo en esta semana una especie de 'déjà vu'. Sus recuerdos más próximos son los más dolorosos, los producidos por un rapapolvo en Anfield que fue una copia de lo ocurrido la temporada pasada en Roma. En aquella ocasión, el 'Txingurri' se desquitó con una final de Copa excelsa.
5-0 ganó el Barcelona al Sevilla, al que destrozó en el día en el que Andrés Iniesta dijo adiós al Barcelona. Al descanso, ya llevaba tres goles de distancia gracias al doblete de Luis Suárez y a un tanto de Messi. Después, en la segunda parte, Iniesta sumó un gol histórico para él y Coutinho cerró la cuenta desde el punto de penalti.
Un Coutinho que, por cierto, puede ser una de las novedades en el once ante las bajas ofensivas azulgranas. Valverde, que fue reafirmado en el cargo por Josep Maria Bartomeu, no podrá contar con Dembélé ni Suárez ante un Valencia envalentonado después de un tramo final de campaña más que bueno.
Es la hora de la verdad para Valverde, que, aunque su presidente le haya mostrado el camino hacia la continuidad, podría tambalearse si el Valencia termina con el sueño de un nuevo doblete. Hace un año, en un momento de notoria inestabilidad, el Barça de Valverde respondió con uno de los mejores partidos que se le recuerda.
Se ganó la tranquilidad el 'Txingurri' en el Wanda Metropolitano, algo a lo que aspira en el Benito Villamarín. Con Messi al frente de todo antes de poner rumbo a la Copa América, al Barcelona no le vale otra cosa que terminar alzando la Copa. Si todo sale al revés, la marejada en el Camp Nou puede arrastrar a más de uno.