Todos se echaron las manos a la cabeza cuando Mateu mostró la amarilla a Messi por su dedicatoria a Maradona, pero así son las normas. Como el argentino se quitó la camiseta, fue amonestado. Pero es probable que le sea retirada en los despachos.
Tal y como recuerda 'Mundo Deportivo', en los últimos años ha habido al menos cuatro casos en los que situaciones similares fueron dejadas sin efecto o castigo.
Messi vio su tercera amarilla de la temporada en la abultada victoria ante Osasuna, en aplicación del artículo 111.h del código disciplinario vigente, y así lo explicó Mateu con todo lujo de detalles en su acta. La norma está ahí, pero hay varios precedentes en los que el Comité de Competición actuó.
Por ejemplo, cuando Sergio Ramos, en 2007, se quitó la camiseta tras un gol de Van Nistelrooy y mostró un mensaje en recuerdo del recientemente fallecido Antonio Puerta. Competición lo consideró como un "homenaje sincero".
Tampoco castigó a Cristiano Ronaldo cuando, en 2010, se quitó la camiseta para mostrar un mensaje de apoyo al pueblo de Madeira, sacudido por unas terribles inundaciones días antes. En ese caso fue juzgado como un "gesto pacífico de fraternidad y solidaridad".
Como tampoco fue castigado Callejón cuando recordó a Dani Jarque en el primer aniversario de su fallecimiento, pero en este caso el Espanyol tuvo que elevar su reclamación a Apelación, pues Competición, por el modo en que estuvo redactado el acta, no tuvo más remedio que castigar al entonces jugador 'perico'.
El último precedente se dio en 2016. Fue cuando Andreas Pereira mostró una camsieta en la que se leía 'Força Chape', por la tragedia aérea que le costó la vida a casi todo el plantel de Chapecoense.
Competición se mostró especialmente duro con el árbitro, González González, quien amonestó al jugador por ello. "Desproporcionada y contraria a otros precedentes", la definió el Comité.
El Barcelona recurirrá, como es de esperar, la amarilla a Messi ante el Comité de Competición, y confía en que este, o en su defecto el de Apelación, atiendan a los precedentes y al sentido común, y dejen sin efecto una amonestación de difícil justificación.