El Barcelona está a solamente un paso de lograr alcanzar las semifinales de la Champions League, algo que el conjunto catalán no logra desde el año 2015.
El 0-1 logrado en la ida de cuartos de final ante el Manchester United deja a los pupilos de Valverde muy cerca de meterse entre los cuatro mejores equipos del continente.
El partido, sin llegar a ser brillante en el juego, si que dejó muestras de la seriedad y madurez de este Barcelona, que supo solventar el duelo sin tener casi ningún susto.
Además, el encuentro en el 'Teatro de los Sueños' sirvió para potenciar anímicamente a cinco jugadores que salieron muy reforzados de territorio inglés.
Los principales nombres del partido estuvieron en la zaga, con Piqué, Lenglet y Semedo como referentes y pilares del equipo.
El central catalán cuajó nuevamente un partido soberbio, haciéndolo todo bien, sin fallos, rápido y preciso... El '3' sigue demostrando su brillante momento y, hoy por hoy, se puede decir que es el mejor central del mundo o al menos pelea por la corona.
A su lado, Lenglet también dejó bastante claro que actualmente él debe ser siempre la pareja de Piqué en el centro de la zaga. El encuentro del francés, sobrio como siempre, estuvo carente de fallos, acertando en todas sus decisiones.
En la misma línea estuvo Semedo, que puede haber ganado el cásting para ser el lateral derecho titular del equipo. El portugués se mostró veloz, ágil e incisivo en sus subidas, ofreciéndose siempre y, después, estando atento en la marca y el repliegue.
Dejando atrás la defensa, en la parcela media hubo un hombre que, pese a no ser titular, convenció a todos: Arturo Vidal.
El chileno salió al campo sobreexcitado, pero su ímpetu no le impidió tener un gran partido en Old Trafford. Estuvo excelente en la recuperación, falló solamente un par de pases y le dio al equipo una fuerza y frescura que se notaron en los últimos diez minutos, en los que el Barça dominó a placer.
Por último, en la delantera, Coutinho dejó muy buenas sensaciones en ataque, pero el mejor de todos, pese a no marcar, fue Luis Suárez.
El charrúa fue el líder espiritual del equipo, dando una lección de esfuerzo y sacrificio y haciéndolo todo bien. la aguantó cuando tocaba, se ofreció una y mil veces, presionó sin descanso y estuvo preciso en casi cada combinación.
Un partido para enmarcar al que solamente le faltó la guinda del tanto, aunque seguramente el '9' del Barça se marchó de Old Trafford más que satisfecho y con la vista puestas en unas semis que empiezan a aparecer en el horizonte.