Final de la Coppa Italia, año 2000. La Lazio vence al Inter por 2-1 y Marcelo Lippi descubre el gran conejo que guardaba en su chistera: Ronaldo Nazário. El brasileño, en el minuto 59, saltaba al terreno de juego seis meses después de una grave lesión en el tendón rotuliano de su rodilla derecha, que se había roto parcialmente. Era, de nuevo, su momento.
Partió con ganas, con dinamismo, como era Ronaldo. Encaró en cuanto tuvo ocasión y, a los siete minutos, el fútbol presenció una de esas imágenes imborrables e impactantes, que quedó guardada para siempre. Buscó un quiebro en la frontal frente a Fernando Couto, ex compañero suyo en el Barcelona, y su rodilla, su maltrecha rodilla derecha, volvió a hacer 'crack'.
Su tendón había vuelto a estallar. Sus lágrimas, momentáneas y desconsoladas, ya hacían presagiar lo peor. Los compañeros y rivales se agolparon, varios echaron sus manos a la cabeza. Era imposible creer lo que estaba pasando, qué mala suerte. Otra vez Ronaldo y otra vez el mismo guión: la camilla, la rabia. El vacío.
Un nuevo calvario que culminó 17 meses después. No fue hasta entonces cuando no regresó a un terreno de juego en partido oficial. "Nunca pensé en retirarme. Mi amor por el fútbol, que es mi vida, no me dejó desanimarme", comentó años más tarde. Su tormento, afortunadamente, pasó. Y Ronaldo volvió a destrozar rivales y porterías... aunque ya nunca fue el mismo.
Lo hizo en Inter, Madrid y, con menos voracidad, en Milan o Corinthians. El Mundial de 2002 le devolvió a la cúspide futbolística. Brasil se lo llevó y Ronaldo fue el mejor. Firmó por el Madrid y cumplimentó fantásticas temporadas, aunque siempre fue otro Ronaldo. Más pesado, más corpulento, pero igual de indomesticable. Un delantero de época.
Al galope, imparable. Podía pasar 89 minutos andando que, en unos segundos, te hacía el lío. Un maravilloso delantero al que un Lazio-Inter de Coppa Italia, como el que se disputa este jueves, le cambió completamente la carrera deportiva. Historia, sin duda, de nuestro fútbol.
Esos siete minutos, los que tardó Ronaldo en romperse, pudieron cambiar la historia del fútbol. ¿Qué habría sido de 'O Fenómeno' con sus articulaciones sanas? "Sin las lesiones, Ronaldo sería el más grande de la historia". El que dice esto no es otro que Diego Armando Maradona. En el Milan también se rompió de gravedad, y ya en el Inter arrastraba diversas tendinitis y otros problemas. "Yo entrené al Ronaldo bueno...", dijo Mourinho, también ex técnico de Cristiano.
Al ex delantero le dio tiempo a ganar dos Mundiales (aunque en el primero, el de 94, era muy joven y no jugó nada), dos Balones de Oro, trofeos individuales y colectivos de todo tipo. Solo le faltó la Champions. Cruzeiro, PSV, Barcelona, Inter, Madrid, Milan, Corinthians, Selección... Ronaldo marcó goles en todos los sitios en los que estuvo.