Mesut Özil creció bebiendo de Zidane, Lincoln y Diego Ribas. Tres jugadores totalmente diferentes, cada cual con una historia también distinta que hicieron crecer y evolucionar al jugador del Arsenal.
En primer lugar tenemos a Zidane, su ídolo de la infancia. "Siempre lo he respetado mucho. Me gustaba porque todo lo hacía fácil, siempre sabía qué hacer antes de recibir el balón. Jugábamos en la misma posición y por eso era mi ídolo", confesó el alemán.
Más tarde, cuando llegó al Schalke 04, se encontró con Lincoln: "Era increíble en el campo. Hablábamos mucho y me ayudó en mis inicios. Recuerdo que me decía que le gustaba que yo era muy atrevido y confiado, eso me hizo sentir honrado".
Después, Özil se marchó al Werder Bremen. Allí explotó definitivamente y lo hizo junto a Diego Ribas. "Todos en la Bundesliga hablaban de él. Me sorprendía cómo era capaz de controlar el balón. Hizo muchos goles y me enseñó muchas cosas", sentenció.