Los últimos coletazos del fallido heredero de Drogba

Desde que despuntó muy joven en el Feyenoord llamó la atención de la prensa y de los grandes clubes europeos. Y es que corría el rumor de que un nuevo talento marfileño estaba listo para dar el salto.

Por aquella época, a principios y mitad de la primera década de este siglo, Didier Drogba vivía sus mejores años y, sin prácticamente tiempo de asumir el fenómeno del mítico '11' del Chelsea, surgió Salomon Kalou.

El por entonces joven atacante abandonó De Kuip tras golear sin piedad durante las campañas 2004-05 y 2005-06, poniendo rumbo al Chelsea para jugar junto al gran ídolo del país.

Se esperaba que, bajo el amparo del gran Didier, Kalou fuera labrando su camino hasta que Drogba diera un paso al lado y en un principio parecía que todo iba por buen camino.

Sus 31 goles en sus primeras tres temporadas en Stamford Bridge hacian presagiar lo mejor, pero pese a su regularidad los siguientes dos años (13 y 12 tantos) no acababa de dar el salto esperado.

Ello se confirmó en la temporada 2011-12, la mejora para el club durante su estancia (ganó FA Cup y Champions League), pero su peor a nivel personal (solamente cinco tantos y dos asistencias).

Ese curso desilusionante supuso su adiós al cuadro londinense y su búsqueda de una nueva aventura en tierras francesas, concretamente en el Lille.

Allí, con galones, repuntó y dio un nivel similar al que todo el mundo esperaba de él (34 goles en sus dos primeras campañas), pero jamás pudo quitarse la pesada etiqueta de lo que pudo haber sido y no fue en el Chelsea.

Ahora afronta su quinta campaña en Berlín defendiendo los colores del Hertha. Un equipo en el que una vez más ha demostrado su talla, su gran nivel, aunque alejado de aquel mítico '11' del Chelsea. Y es que Salomon no fue, ni es, ni será Drogba. Es, simple y llanamente, Kalou.