"Estamos muy mal acostumbrados, pero mucho. Sólo hay que mirar el número de finales que jugamos y especialmente en lo que respecta a la Copa de Rey es brutal. Es el partido más bonito del año y tenemos que disfrutarlo durante diez minutos y luego y dejarla aparcada", aseguró el entrenador blaugrana.
Dio minutos a los menos habituales, y para ellos hubo de cambiar el dibujo táctico. "Quería dar el mayor número de minutos a los jugadores menos habituales y por eso cambié el sistema. También quería asegurar la salida de balón al máximo y creo que hemos estado bien", explicó. Negó que hubiera falta de intensidad por parte de sus jugadores. "No hubo falta de intensidad, que era un peligro ante el resultado de la ida. En cuanto a Rakitic ha jugado como falso delantero y ha estado muy bien jugando como media punta", añadió.
Se mostró indiferente cuando le mencionaron el nuevo récord que había batido. "Son cifras que acercan a los títulos, en este caso a la final de Copa. Luego ya veremos si sirve para ganar algo", comentó.
Además, Luis Enrique explicó por qué era Unzué quien daba las órdenes desde la banda, y no él. "Es por el estado de mi voz. No puedo cantar cada tres días y cantan los de al lado, por eso Juan Carlos, que entiende el juego como yo me ha echado una mano", reveló.
Explicó que motivar a los jugadores no fue sencillo, al tener que contrarrestar la comodidad de la ventaja con la posibilidad de jugar una final. "Es difícil porque por un lado está el estímulo de jugar la final, pero por otro está la ventaja que llevábamos. Hubiera sido un accidente enorme caer. Hay que conocer a este equipo y estoy muy feliz por como la han afrontado por intensidad y como han jugado", dijo Luis Enrique.
Y, para finalizar, alabó el insaciable hambre de éxitos que parece tener el Barça. "Dice mucho de la capacidad de reinventarse dentro de una idea futbolística. Dice mucho de la capacidad de estos jugadores", añadió, para finalizar.