"Luxemburgo nos quitó el vino y la cerveza... Duró tres meses"

Anécdotas que muchos se imaginan pero que pocos pueden saber a ciencia cierto, sólo aquellas personas que lo viven desde dentro: los futbolistas.
Silencio, habla Roberto Carlos. Para muchos aficionados, el mejor lateral izquierdo de la historia e icono de la generación del Real Madrid de los 'Galácticos'.
Un equipo al que llegó de la mano de Lorenzo Sanz, presidente en aquella época del conjunto blanco, pero que no tenía "dinero para pagar a los jugadores".
"Estoy muy agradecido al Inter. Me contrató Lorenzo Sanz. Fue terrible, sin dinero para pagar a los jugadores. Llegó Florentino y organizó el club. Pagó todo lo que estaba retrasado. Contrató a los 'Galácticos': Figo, Beckham, Ronaldo o Zidane", destacó sobre el inicio de aquel equipo en una entrevista en el 'Canal 11' de Portugal.
Roberto Carlos sobre todo guarda recuerdo de sus rutinas, sus compañeros... y de los entrenadores. Algunos duraron muy poco.
"¿Del Bosque? Era más un amigo. No necesitas reglas. El jugador sabe lo que tiene que hacer. Nos entendía perfectamente. Los entrenamientos de lunes y a veces los martes eran a las 17:00. No los ponía a las 11:00 porque casi nadie llegaba", rememoró.
Más corto fue el periplo con Camacho. "No teníamos buena relación con él. Llegó al vestuario, saludó a todo el mundo, muy serio y con historia en el Real Madrid. Yo solo observaba a ver qué iba a decir. Dijo: 'Quiero a todo el mundo mañana a las 7.00 de la mañana'. Normalmente entrenábamos a las 10:30. Hablamos con él para intentar cambiar el horario, nosotros teníamos nuestras costumbres", apuntó.
Aunque tampoco fue demasiado larga la etapa de Wanderlei Luxemburgo. A priori, un brasileño para atar en corto a sus compatriotas. "Con Luxemburgo pasó lo mismo. En el segundo partido de Liga, teníamos la costumbre de llegar a la concentración, dejar las maletas en la habitación y antes de la cena tomar nuestra cerveza y nuestro vino. Encima de la mesa siempre había dos botellas de vino", destacó.
Y añadió: "Ronaldo y yo le dijimos: 'Profesor, la gente aquí tiene sus costumbres, lo vas a ver, pero intenta no cambiarlas. No quites las botellas de vino de la mesa y la cerveza antes de la cena porque si no vamos a tener problemas. ¿Qué hizo? Quitó primero las cervezas y luego las botellas de vino. Duró tres meses. El mundo del fútbol es pequeño, las noticias van llegando a la directiva y 'ciao".
Al fin al cabo, era un vestuario con un enorme poder mediático y repleto de "tonterías". "Acababa cada partido y era todo avión privado. Nos encontrábamos en la terminal privada de Barajas. Yo rezaba para que los partidos fuesen los sábados para poder ir a la Fórmula Uno los domingos. Eran vuelos privados para todos lados. Una locura", agregó.
Un ambiente "maravilloso" que echa de menos, sobre todo las concentraciones con su amigo Ronaldo. "Le conocí en el año 93. Desde ese año me concentré siempre con Ronaldo en la misma habitación. Dormí más veces con Ronaldo que con mi mujer", bromeó junto a Vitor Baia.
Por último, el brasileño también tuvo palabras para la rivalidad moderna que domina el fútbol. "Messi y Cristiano son dos referencias como Eusebio, Maradona, Zidane. Tengo un cariño enorme por Cristiano. Nadie quería que saliera del Madrid. Yo pensé que estaba loco cuando dijo que se iba. Él fue todo en el Madrid, lo ganó todo", concluyó.