Málaga y Burgos se pinchan en La Rosaleda

El Málaga buscaba la flor que necesitaba, pero se pinchó, una vez más, en La Rosaleda. De nuevo tuvo buenas intenciones, de nuevo lo intentó y de nuevo ofreció buena imagen y llegadas interesantes, pero de nuevo pinchó y se pinchó. Y la sangre ya empieza a brotar. Por su parte, el Burgos vio cómo el autobús que le podía acerca a la cima también sufrió un pinchazo. Fue pragmático el equipo visitante, aunque disfrutó de buenas ocasiones, sobre todo, en contragolpes. Más que ganar un punto, a muchos les pareció que ambos perdieron dos.
Haciendo honor a su cartel de anfitrión, los de casa propusieron más o, al menos, de forma más descarada. Pero este equipo sigue cayendo en los mismos errores: se ahoga en la frontal y hace aguas en defensa. Esto último, menos que en el pasado, sí, pero sigue castigando a un conjunto que está para regalar poco. Muy poco.
No empezó mal el Burgos pese a dejar que el Málaga llevase la iniciativa. A los cuatro minutos, Elgezabal no llegó a remachar en el segundo palo un córner peinado en el primero. Pero Calero tenía claro que el plan iba por tener paciencia y piernas en los contragolpes.
Lago Junior y Matos avisaron en las respectivas áreas mientras el Málaga se iba creciendo. Dominó y rondó la meta de Caro hasta la media hora, cuando aceleraron los burgaleses. Curro y Navarro, desde lejos, lo intentaron con sendos zapatazos que hicieron dudar a La Rosaleda.
Cuando todo parecía indicar que elo 0-0 se quedaría, al menos, hasta el descanso, Lago Junior, en su debut como titular, marcó su primer tanto con la elástica blanquiazul. Rubén Castro, en vez de rematar, dejó en el área chica un centro desde la derecha de Chavarría para Febas, que no pudo rematar. Pero el rechace le quedó a Lago, quien, con un tiro seco, raso y la izquierda de Caro, puso el 1-0.
La alegría duraría los 15 minutos del descanso y casi 20 del segundo tiempo, pero ya se intuía antes que, como poco, el Málaga iba a sufrir. El equipo se hundió en su campo y comenzó a notar una fatiga más mental que física que le acabó condenando. El tanto del empate, como se podía esperar, llegó con dos especialidades de los contendientes: una contra del Burgos y un desajuste defensivo de los locales.
En el 63', y tras un ataque mal finalizado por Rubén Castro, Jesús Areso recibió un pase a la espalda de Juande y por el flanco de un Javi Jiménez que dejó abierta la puerta de su casa. Y por ahí le 'robaron' dos puntos a su equipo. Juande no anduvo fino en el repliegue ni Burgos en el posicionamiento, pero sí Álex Bermejo en la definición. El pase atrás de Areso desde línea de fondo acabó en el fondo de la red.
Hasta el final, el partido se convirtió en un querer y no poder de los de casa y en algún que otro aviso en aisladas pero peligrosas llegadas de un Burgos que parecía conformarse con el punto. Luis Muñoz y Mumo intentaron romper la igualada con dos cañonazos lejanos, pero el 1-1 ya sería irrompible. No lo lograron tampoco Juande, con un cabezazo en el segundo palo que rozó la escuadra, ni Mourad, que montró otro contragolpe que Appiah desbarató ante el disparo de Fran García.
El punto deja al Málaga con 21 en la antepenúltima posición a la espera del resto de resultados, mientras que el Burgos, en las mismas condiciones, peramence cuarto con 39, a seis de las plazas de ascenso directo.