Cuando tenía dos años, su familia se dirigió a Normandía para sentar las bases de un grato futuro. Cuando Mandanda empezó a tener uso de razón, fue cautivado por los golpes, profesión a la que dedicó parte de su adolescencia.
"Vi a Mike Tyson superar a todo el mundo, pero él también es la razón por la que dejé de boxear. No quería acabar como sus rivales", afirmó.
Con el paso del tiempo, la mala suerte acechó a su figura cuando estuvo a punto de firmar por el Caen. Él mismo relata lo que le sucedió.
"Estaba listo para fichar por el Caen un lunes, pero la noche antes tuve un dolor enorme en el estomágo y acabé en un hospital con apendicitis", comentó el guardameta.
Sin embargo, durante su estancia en el hospital, un director técnico se interesó por su situación y finalmente plasmó su firma con el Le Havre. El fútbol le estaba dando la oportunidad que merecía.
En agosto de 2007, Mandanda recala en el Marsella con el carácter de cedido y, a partir de entonces, sus reflejos han cautivado a toda la afición, convirtiéndose en un seguro bajo palos.
Además, en ese mismo año, debutó con la Selección Francesa y prosiguió su camino en la Eurocopa de 2008, el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012.
Así es Mandanda, con 30 años y 400 encuentros en el Marsella, la reliquia de oro bajo la portería del club francés.