Apenas se habían disputado tres minutos de la segunda mitad de la gran final de la Supercopa de Europa cuando el Liverpool consiguió devolver la igualdad al marcador tras el primer gol de Giroud.
En una buena jugada de ataque del conjunto 'red', Firmino remató de primeras y Kepa Arrizabalaga se tiró con todo para despejar el esférico, pero no tuvo suerte el guardameta español en el rechace.
Y es que el balón fue directamente a las botas de Sadio Mané, el más listo de la clase, el que mejor posicionado estaba, que tan solo tuvo que empujar el esférico para poner de nuevo el empate en el luminoso del Vodafone Park de Estambul.
Un tanto con el que el Liverpool respondió a las mil maravillas al Chelsea, que ser marchó al descanso con la mínima ventaja en el marcador, pero que no pudo mantenerlo al comienzo de la segunda parte.