No pitar al Nápoles por miedo a represalias

El italiano Marco Guida, árbitro profesional de la Serie A, desveló que ni él ni su compañero Fabio Maresca, ambos nacidos en la región de Campania (sur), cuya capital es Nápoles, no arbitran al combinado partenopeo por miedo a las consecuencias.
"Vivo en la ciudad de Nápoles. Tengo tres hijos y mi mujer tiene un negocio. Es una elección personal. Tengo que recoger a mis hijos por la mañana y quiero estar tranquilo", dijo el árbitro en 'Radio CRC'.
En 2023, la Serie A eliminó la norma de limitación territorial del arbitraje. Es decir, cualquier árbitro, independientemente de la ciudad en la que se hubiera colegiado, puede ahora arbitrar a cualquier equipo, algo que por ejemplo en España no sucede.
Guida, que además es árbitro internacional FIFA con experiencia en Liga de Campeones, nació en Pompeya. Y Maresca en Nápoles. Juntos decidieron no poner en riesgo sus vidas privadas al arbitrar al equipo de la ciudad en la que actualmente viven.
"Me gustaría ser transparente sobre esta cuestión. Somos profesionales. Fabio Maresca y yo podemos pitar con tranquilidad en Nápoles y es muy probable que ocurra en el futuro. Pero decidimos no hacerlo ahora porque el fútbol se vive de otra manera respecto a otras ciudades como Milán, por ejemplo", explicó.
"Vivimos (napolitanos) el fútbol con mucha emoción y cuando cometía errores, no era tan seguro ir por la calle o ir de compras. Pensar en fallar con un penalti y no poder salir de casa durante dos días para hacer mis actividades deportivas no me permite estar tranquilo", añadió.
El pasado domingo, un árbitro de 19 años fue agredido en Sicilia (sur) cuando arbitraba un partido de categoría Sub 17, algo que Guida condenó rotundamente.
"Quiero enviar un caluroso abrazo a Diego (árbitro agredido) en nombre de toda nuestra asociación de árbitros. Lo que vivió es un ataque cobarde y repugnante", azotó.
Y culpó en buena medida a los medios de comunicación: "Son los medios de comunicación y los periódicos los que presentan al árbitro como la figura enemiga a la que hay que insultar. No puedo ver un partido en el que los padres de los niños que juegan en el campo insultan al árbitro, un niño de la misma edad que sus hijos"
"Esos jóvenes arbitran por 30 euros por partido, por una pizza, y lo hacen por pasión y respeto al reglamento para ser algún día profesionales en Serie A", sentenció.