Mbappé, el rostro de la desesperación

Negado. Kylian Mbappé estuvo negado contra el Valencia, que se acabó llevando los tres puntos del Santiago Bernabéu y dejó a toda la parroquia 'merengue' cariacontecida. El francés no tuvo precisamente un buen día ante el arco, pero fue prácticamente un llanero solitario dentro de un equipo que no fue eso mismo, un equipo.
De hecho, el público de Chamartín reprendió a sus jugadores y centró parte de sus quejas en Vinicius Jr, no en Mbappé. El brasileño no se libró del juicio de su gente ni haciendo el gol del empate: le silbó en una primera parte donde nunca logró desequilibrar y falló un penalti y también lo hizo en el momento del cambio. Aunque puso un poco más de voluntad, Ancelotti entendió que el partido ya estaba quemado para él y que pedía piernas frescas. Dicho sea de paso, no es que los cambios mejoraran en demasía al Real Madrid. Solo Rodrygo le dio un poquito de aire por la derecha tras el flojo encuentro de Brahim.
Uno de los problemas del conjunto blanco en la primera mitad fue que no tuvo ritmo y prácticamente nadie rompió con carreras. Solo Mbappé y un Jude Bellingham que, aunque desacertado, intentó picar de vez en cuando al lateral de los centrales para hundir a la defensa y provocar movimientos. El asunto es que estos no llegaban. Y en esas, el galo intentó que el Real Madrid se desperezara disparando.
En total, el de Bondy tiró seis veces, aunque solo en dos se encontró con la manopla de un Giorgi Mamardashvili excelso. Destacó un lanzamiento que le sacó a mano cambiada cuando buscaba la escuadra con rosca. En la primera mitad lo intentó en tres ocasiones, aunque se le puede añadir un balón que estrelló contra la cruceta estando en el área pequeña, pero en fuera de juego. En la segunda desesperó y se desesperó del todo, errando especialmente un tiro en el corazón del área que se le fue abriendo y no tocó portería por muy poco. Se levantó tirándose de la camiseta.
Numéricamente se lee su entrega y su desacierto a la vez. Fue uno de los partidos de la temporada en los que tocó más balones dentro del área (12), de los que ganó más duelos ofensivos (7) y de los que más esféricos consiguió robar en campo rival (3). Por intentarlo no fue. Pero también igualó su récord de pérdidas en un partido esta temporada: hasta 16 veces entregó la posesión al rival. Las mismas que en la derrota de la jornada 22 ante el Espanyol y dos más que en el batacazo en Liverpool (14).
Desesperado, por los suelos y con la equipación llena de césped y tierra. A una estrella de este calibre se le exige que sea resolutivo, sí. Pero también parecía ser de los pocos que no andaban pensando ya en el Arsenal. Suerte para el Real Madrid que el Barça se apiadó, con la cabeza seguramente en el Borussia Dortmund, y dejó la distancia respecto al liderato en cuatro puntos, no en seis. En Champions, seguro que la actitud del conjunto será bien distinta.