El PSG vivió un duelo realmente trepidante ante el Montpellier en las semifinales de la Copa de Francia. El conjunto de Pochettino tuvo que llegar hasta una agónica tanda de penaltis que terminó por clasificarles para la final del campeonato.
No obstante, el duelo no se hubiera decidido desde los once metros de no ser por Kylian Mbappé. El atacante galo volvió a ser el mejor de su equipo (y ya van unas cuantas veces) con dos meritorios goles y resultando un auténtico quebradero de cabeza para la zaga rival.
El primero de ellos llegó en el 10' merced a una de sus características jugadas: magnífico pase al hueco de Gueye que aprovechó el ex del Monaco para irse por velocidad de dos defensores y batir con la izquierda a Bertaud.
Los de Der Zakarian lograron empatar ante de llegar al descanso. No obstante, el paso por vestuarios sirvió para darle una mayor vitalidad al astro francés.
Él se lo guisó y él se lo comió. Bicicleta dentro del área para driblar a un rival y tiro con efecto que entró por toda la escuadra, dando unas muestras de facilidad que hacen incluso parecer sencilla la acción.