En 2012, el árbitro Mark Clattenburg recuerda cómo el Chelsea le acusó de hacer insultos racistas a Obi Mikel y a Juan Mata durante un partido entre el club 'blue' y el Manchester United. El colegiado vivió una pesadilla, como ha contado en la autobiografía Whistle Blower.
"¿Qué está pasando ahí fuera? La puerta se abrió con fuerza y salto hacia atrás. John Obi Mikel irrumpe y Roberto Di Matteo y Eddie Newton lo están frenando. Mikel está fuera de control y está tratando de agarrarme", contó.
El futbolista amenazó al árbitro con romperle las piernas mientras un "tipo de seguridad está lidiando con él y alejándolo".
"Soy empujado hacia unos asientos y olo trato de defenderme. Todavía está empeñado en hacerme daño. ¿Qué acaba de pasar?", continuó.
Mark Clattenburg explicó que estaba temblando y que el Chelea estaba "preocupado por lo que iba a poner en el acta". Horas después, en el aeropuerto, el saltó la noticia de que estaba siendo acusando de racismo y se puso a pensar que eso le podía "arruinar la vida".
"Estoy atrapado y prisionero en mi propia casa. No se me permite hablar. No puedo decirle al mundo que soy inocente. No puedo dormir. Leo los periódicos, veo las noticias de la televisión... No es sano, pero necesito saber lo que se dice. Si me atrevo a mirar por la ventana, los fotógrafos y periodistas están ahí".
Entonces, Oriol Romeu dijo que Mata no había escuchado nada y el Chelsea acabó retirando la acusación. Además, Ferguson también comentó que habló con sus jugadores y ellos tampoco escucharon decir nada al respecto. La FA acabó desestimando el caso.