Raúl García de Loza y Celino Gracia Redondo fueron los dos colegiados que se encargaron de arbitrar esos Tenerife-Real Madrid que dejaron al equipo blanco sin títulos de Liga. Los años noventa comenzaron de forma trágica para la entidad de la capital de España, pues las victorias del Tenerife dejaron sin éxito a un Real Madrid que todavía recuerda lo que sucedió.
"Me sigue llamando a atención que después de 14 años en Primera para algunos sólo exista aquel partido. Quedé marcado por una jugada. Me echaron la culpa de fastidiar al Madrid una Liga que perdió él mismo. Lo tenía controlado. La acción me ofreció muchas dudas ya en directo, pero mi juez de línea, Puentes Leira, que es ahora miembro del Comité de designación arbitral, me levantó la bandera sin dudarlo y yo señalé la posición. Tenía que hacerle caso. Tenía de frente al jugador y la jugada. Estaba mejor colocado. Yo lo veía de espaldas", afirmó en el diario 'Marca' García de Loza.
La misma historia se vivió en la temporada 92-93, es decir, un año después de la primera caída blanca. Esta vez, Gracia Redondo fue el colegiado que dejó al Real Madrid sin título de nuevo.
"Ni antes ni ahora puedo huir de mi historia. Ese partido me marcó para toda la vida y como tal lo acepto. Se nace árbitro y se muere árbitro. Era mi segunda temporada en en Primera, llevaba 20 partidos. No era un árbitro experto y no asumí bien la trascendencia de lo que había en juego. Mi error estuvo en las manos de Chano. Yo tenía de frente a Hierro y pensé que Chano había desviado el balón con la cabeza. Butragueño, con la educación que le caracteriza, se acercó y me dijo era mano. Me hizo dudar precisamente porque era él, que nunca protestaba. Reconozco que en esa acción me equivoqué", afirmó el colegiado de aquel encuentro.