Desde que el Barcelona tiene en mente a Memphis Depay como principal incorporación para el nuevo proyecto de Koeman, cada vez que salta al terreno de juego le acompañan miles de ojos desde la Ciudad Condal. Salió a escena contra el Girondins de Burdeos la última vez y no estuvo a la altura.
Sí que se mostró de lo más activo. A los suyos les estaba costando mucho superar a un rival a priori inferior y él trató de echarse el equipo a la espalda. Varias arrancadas y algún que otro disparo terminaron todos con el mismo resultado: fallo tras fallo.
Tuvo solo tres acciones remarcables. Pecó de individualista y chutó a las nubes desde la frontal en la primera. En la segunda, se vio sin apoyos en la zona de tres cuartos y acabaron quitándole la pelota. Para terminar, otro tiro desde fuera del área rebotó en un zaguero y se fue a córner.
De hecho, los locales tuvieron varias oportunidades para ponerse por delante en el marcador más potables de las que generó el neerlandés. Le faltó esa chispa que lleva mostrando tantas temporadas en Francia y que exhibió ante el mundo en la Champions League.
Se fue sustituido en el minuto 73 con la espinita de no haberle salido nada bien clavada, pero esta mala actuación no significa que su nivel haya bajado. Puede incluso favorecer al Barcelona para acometer su fichaje. Se ha estado informando de que no habrá que abonar una gran cantidad por su traspaso y, si su rendimiento cae, podría incluso salir más barato.