La temporada 2020-21 está siendo toda una montaña rusa para Leo Messi en todos los sentidos. Todo comenzó con aquel ya mítico burofax en el que pidió su salida del FC Barcelona.
Aquel escrito fue todo un terremoto que desestabilizó al propio astro rosarino en un inicio de curso marcado por la llegada de un nuevo entrenador (Ronald Koeman) y la salida de algún que otro referente del equipo en los últimos años (Luis Suárez y Rakitic).
A ello se le sumaron unos resultados de lo más irregulares y, sobre todo, un rendimiento del argentino de cara al gol de lo más extraño. El '10' azulgrana arrancó la campaña con la mira desviada y solo parecía capaz de anotar desde el punto de penalti.
El crack estaba en el foco de la crítica, con su compromiso en duda debido a todos los rumores que le situaban fuera del club a final de la presente temporada. Pero el tiempo ha dado la razón a un Leo Messi que vuelve a ser él cuando está a punto de comenzar la fase decisiva del curso.
Ante el Granada, Messi volvió a ser protagonista con dos goles en solamente 65 minutos. Uno de ellos llegó de falta y puso así también punto final a su mala racha en un arte que el astro argentino ha dominado con maestría en los últimos años.
Su buen duelo en el Nuevo Los Cármenes fue la guinda a unas semanas brillantes que tuvieron su inicio tras la dolorosa derrota por 0-3 ante la Juventus de Cristiano Ronaldo en la Champions League. Un punto de inflexión que ha afinado la puntería de un Leo que vuelve a ser el líder del Barça en todos los sentidos.
Desde aquel duelo, el crack acumula en su cuenta particular un total de siete goles y dos asistencias en siete encuentros. A ello se suman tres disparos a la madera. ¿El resultado? Seis victorias y un empate que han devuelto la esperanza al barcelonismo y hacen ver la luz al club cuando más oscuro parecía el día. Y todo ello con el primer título, la Supercopa de España, a la vuelta de la esquina.